Queridos hijos, vosotros sois del Señor y solamente a Él debéis seguir y servir. No os olvidéis: A quien mucho se le ha dado, mucho se le exigirá. La elección de servir a Jesús pasa por vuestra libertad, pero no permitáis que el demonio os engañe y os lleve a elegir un camino que no os conducirá al Cielo. Llegará el día en que muchos se arrepentirán de haber arrojado fuera la gracia recibida, pero será tarde. Escuchadme. No quiero obligaros, pero lo que digo debe ser tomado en serio. Camináis hacia un futuro en el que seréis perseguidos por causa de vuestra fe. Muchos caminarán en las tinieblas de las falsas doctrinas, pues la Babel se extenderá por toda parte. He aquí el momento oportuno. Lo que tengáis que hacer, no lo dejéis para el mañana. Acoged a Jesús y Su Evangelio, pues solamente así seréis salvados. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.